Los casos de éxito de un negocio se cuentan empezando por la idea innovadora, que tuvo el emprendedor, la valentía y capacidad de ejecutarla y la “fortuna” que funcione y se mantenga en el tiempo. 

El término “fortuna” o suerte se compone de muchos factores entre los que se destaca un adecuado sistema de control interno con procedimientos claros y ajustados a la realidad del negocio y sobretodo con controles ágiles y efectivos para prevenir el tan generalizado fraude dentro de las empresas. La definición de fraude que nos ocupa en este artículo es la siguiente:Engaño económico con la intención de conseguir un beneficio, y con el cual alguien queda perjudicado”. 

En el mundo empresarial la presencia del fraude es más común de lo que nos podemos imaginar, tanto que existen disciplinas como la Auditoría Forense y organizaciones especializadas en tratar estos temas como la ACFE (Asociación de Examinadores de Fraude Certificados). 

Para tener una idea del impacto que el fraude tiene dentro de las empresas vale mencionar la proyección que realiza ACFE, concluyendo que, en promedio, el 5% de la facturación de las empresas se pierde por actividades de fraude. Con ese sencillo porcentaje cada uno de nosotros podemos entender más fácilmente el beneficio de mantener un adecuado sistema de control debidamente actualizado y contar con servicios especializados que nos permitan identificar oportunamente señales de alarma. 

Si consideramos que el 95% de los fraudes que ocurren dentro de las empresas se llevan a cabo por parte de empleados de distintos niveles jerárquicos, es importante tener presente las siguientes siete señales de alarma identificadas estudios recientes: 

  1. Nivel de vida más allá de sus ingresos
  2. Problemas financieros personales
  3. Asociaciones inusuales con clientes o proveedores
  4. Mala actitud hacia controles y responsabilidades
  5. Actitud irritable y a la defensiva
  6. Actitud complicada y abierta a acuerdos y tratos en los límites éticos.
  7. Problemas familiares y personales. 

Las señales de alarma deben ser justamente eso y bajo ningún concepto son evidencias que un empleado que las presenta, definitivamente está haciendo algo perjudicial para la empresa. Para poder determinar la vulnerabilidad de un sistema de control y/o confirmar o descartar nuestras sospechas debemos contar con la ayuda de especialistas.